Mariposa, una gatita con epilepsia

En abril del 2016 decidí ser casa de acogida para algún gatito de una asociación protectora local que, a falta de gatera en su refugio, solicitaba constantemente, a través de las redes sociales, voluntarios para acoger en sus casas a los gatitos que estaban a la espera de conseguir hogares permanentes. Un día me llamaron para que fuera a recoger un gatito que estaba en acogida pero que, por problemas de alergia de uno de los miembros de la familia, debía ser reubicado. Me puse en contacto con la persona que lo tenía y quedamos para pasarme a recogerle. No pregunté nada más. Solo sabia que era un gato que necesitaba un hogar temporal.
Cuando llegué me encontré con una preciosa gata tricolor llamada Mariposa, de enormes ojos azules, que había perdido una pata tras haberse caído de un balcón o, al menos, esa era la poca información que se tenía de ella. Era, y es, un ser adorable que se acerca a mi cara y me da un beso en los labios cuando le apetece.

Me robó el corazón enseguida, hizo una bolita con él y se lo metió en algún pequeño bolsillo que tiene escondido dentro de su gatuno cuerpecito peludo. Una vez que comprobé que mi perra Lola y ella podían convivir sin problemas decidí adoptarla.

Aquello de «se llevan como perros y gatos» es una leyenda urbana

La primera vez que noté que algo raro le pasaba fue unas semanas después de su llegada a nuestras vidas.
Dormía en mi cama, se despertó sobresaltada, con las pupilas dilatadas y comenzó a dar vueltas de manera ansiosa mientras jadeaba, como si intentase perseguir su propio rabo. Esto duró unos pocos minutos, luego se calmó, y volvió a dormirse.
Casi al año y medio pasó algo parecido. Mariposa tiene un cojín sobre mi escritorio y, algunas veces, duerme allí mientras estoy delante del ordenador. Una tarde, se despertó súbitamente, y comenzó a dar vueltas como aquella noche. Enseguida, la cogí en brazos y la llevé a mi cama para evitar que se cayese del escritorio y se hiciese daño. Durante el trayecto, tuvo un escape de orina y, ya en la cama, babeó un poco. Esta especie de “ataque” demoró un poco más que el de aquella primera noche, la dejó agotada pero se recuperó pronto, comió con mucho apetito y continuó con su siesta sobre mi cama.
El 17 de mayo de 2018 volvió a suceder. Fue en este momento cuando decidí comentarlo con nuestra veterinaria. Me dijo que podría sufrir de epilepsia, pero era pronto para saberlo, que la mantuviese bajo observación y apuntara las fechas, horas y condiciones en las que se encontraba la gatita en el caso de que se repitiese el ataque.
El 9 de agosto le ocurrió de nuevo, de manera muy similar a la vez anterior pero, cuando el 3 de septiembre se repitió ya mi preocupación aumentó ya que, entre ambos ataques, solo había transcurrido un mes. Además, éste fue mucho más fuerte, tuvo pequeñas convulsiones y se le desencajó la mandíbula mientras mordía el edredón de mi cama. Yo lloraba sin saber que hacer y Lola corría de un lado a otro y gemía, como si supiera que algo malo le pasaba a su hermanita felina.
La llevé a la Clínica Veterinaria El León Dormido, para que la viera nuestra veterinaria, Julia Ripa, y le recetó un fármaco anticonvulsivo, media pastilla cada doce horas, que es lo que corresponde a un gato de su peso. Me explicó que el objetivo de este tratamiento era reducir la frecuencia y la severidad de las convulsiones o, en el mejor de los casos, evitar que se presentaran los ataques en el futuro. El tratamiento se considera efectivo si hay, al menos, una reducción de 50% en el número de ataques producidos durante un tiempo especifico. En el caso de que la medicación diese un buen resultado, era conveniente hacerle analíticas de sangre para confirmar que la dosis administrada era la correcta y detectar si se producía algún efecto secundario, especialmente en el hígado. Así me lo explicó:

“Cuando tenemos un animal que está tratándose con Fenobarbital, que es uno de los tratamientos anticonvulsivos más usados y el más eficaz, aunque existen otros, hay que tener en cuenta que éste fármaco se concentra en la sangre después de un metabolismo hepático. Cada animal, o cada persona, según sea el caso, lo metaboliza de una manera distinta, por lo que la cantidad que se acumula en la sangre, una vez iniciado el tratamiento, puede ser diferente aunque se administre la misma dosis en cada paciente. Aquí reside la importancia de realizar mediciones o monitorizaciones periódicas del Fenobarbital en sangre. Hay unos valores estándar, determinados por los laboratorios, que van desde los 14 a los 35 microgramos de Fenobarbital por mililitro de sangre, que indican la cantidad suficiente requerida para controlar los ataques convulsivos que pueden causar daños en el cerebro del animal que los padece. La epilepsia no tiene cura, lo que se intenta es reducir o frenar los brotes convulsivos.
Hacer mediciones periódicas del Fenobarbital, tomando la muestra de sangre unas horas concretas después de la toma habitual del medicamento, que es cuando se produce el pico de mayor absorción del producto por el organismo, permite saber si su concentración se encuentra dentro de esos valores y así comprobar que la dosis administrada es la correcta o si hace falta aumentarla o reducirla, en el caso de que se encuentre por debajo o por encima de ese rango, respectivamente.
Por otro lado, una analítica periódica de la sangre del animal permitirá saber como está funcionando el hígado porque, al estar trabajando más de lo normal en el proceso de metabolización del fármaco, pueden presentarse fallos hepáticos que se manifiestan con el aumento de enzimas como la fosfatasa alcalina (FA), la transaminasa alcalina (ALT) o el aspartato de aminotransferasa (AST). Si vemos que los valores de las enzimas hepáticas se salen mucho del los intervalos normales, se puede administrar al animal un protector hepático, reducir la dosis del Fenobarbital o cambiar a otro fármaco, según el criterio del veterinario”.

Julia Ripa, veterinaria de la Clínica El León Dormido de Logroño

Le di la primera dosis a primera hora de la mañana siguiente y la gatita se sumió en un profundo sueño que no era normal en ella. Llamé a Julia antes de darle la segunda dosis del día para preguntarle si era posible reducir la cantidad y me dijo que un cuarto era muy poco, así que le diese una cantidad intermedia entre un cuarto y media pastilla, cada doce horas.

Han pasado casi cinco meses desde que comencé a administrarle el medicamento y los ataques no han vuelto a producirse ¡ni uno, que yo haya visto!. Esta semana le hemos realizado una analítica y los resultados han arrojado que el Fenobarbital acumulado en su sangre está por encima de los 30 microgramos por mililitro de sangre, pero no superan los 35 microgramos, que es lo más alto de la escala considerada como efectiva.
Le pregunté si podía bajarle un poco la dosis, aprovechando que la cantidad presente en su sangre estaba más cerca del valor más alto que del bajo, porque, aunque Mariposa es poco activa, supongo que debido a que perdió una pata, a partir del inicio del tratamiento yo notaba que se había hecho aún más inactiva. A Julia le pareció bien la reducción de la dosis, siempre y cuando repitiésemos la medición del Fenobarbital en sangre dentro de tres meses. Y así lo haremos.

A Mariposa le gusta el verano… Tomar el sol y oler las flores.

Un perro o gato con epilepsia puede llevar una vida perfectamente normal si recibe la medicación adecuada. La observación y las revisiones periódicas nos dirán con detalle como está su salud y, lo más importante, es que se reducirán o, en el mejor de los casos, desaparecerán los ataques convulsivos. Mariposa es la gata más dulce que nadie se pueda imaginar y para mí es un placer, y una prioridad, darle su medicación cada doce horas. Es lo menos que puedo hacer para agradecerle toda la dulzura y serenidad que le ha aportado a mi vida desde que sus patitas pisaron nuestra casa.
No tiene ningún problema para tomarse el medicamento. Se lo meto dentro de una golosina blanda y ella se la come encantada. Incluso sabe ya la hora a la que le corresponde la rica “merienda” y maúlla para pedirla. Lola aprovecha la situación y se pone cerca para disfrutar parte del manjar de su hermana.

Si tu gato o perro presenta síntomas como convulsiones espontáneas y recurrentes, rigidez muscular, dificultad para comer y/o caminar, pérdida del equilibrio, hiperventilación, hiperactividad, nerviosismo, sumados a producción anormal de babas y dilatación excesiva de las pupilas, entre otros síntomas, no dudes en consultar con un veterinario.

Es muy triste que una asociación protectora de animales tenga que publicar algo así. Medicar a un animalito que sufre de algún problema de salud no es un problema, es lo menos que se merecen de nuestra parte. Foto: muro del perfil de Facebook de Animales Rioja

¿Estamos realmente comprometidos con las mascotas?

Cuando el dinero escasea, es necesario establecer prioridades. Para los que tenemos el corazón comprometido con nuestros animales de compañía, su alimentación, cuidados y salud son, definitivamente, una prioridad.

Compromiso Lola
Lola y yo, siempre comprometidas la una con la otra.

Lamentablemente, muchas personas y familias, ven con dolor como su mascota enfrenta problemas de salud y no tienen recursos económicos para cubrir los gastos de un tratamiento veterinario. Es la cara oculta de la crisis para los propietarios de mascotas, agravada cuando el IVA en la sanidad de las mascotas se incrementó del un 8 a un elevadísimo 21%, muestra clara de que para los que dirigentes políticos los animales no son importantes.

Por suerte, hay muchos colectivos comprometidos con este tipo de situaciones. En las redes sociales encontramos noticias alentadoras de albergues que aceptan a personas sin recursos con sus mascotas. De animales que recubran la salud gracias a donativos de personas sensibilizadas.

De esta manera, me encontré un día con la iniciativa Compromiso Mascota, promovida por la Asociación Española de Veterinarios Clínicos (AEVET) quienes, preocupados ante el drástico descenso de visitas al veterinario y el aumento del número de mascotas abandonadas como consecuencia de la subida del IVA, se han propuesto demostrar rechazo su rechazo ante esta medida y concienciar acerca de la problemática que supone para los propietarios de mascotas el incremento de los impuestos a la sanidad veterinaria.

Compromiso Mariposa
¿A ver quién es el valiente que no se comprometería con la preciosa Mariposa?

Compromiso Mascota pone a la venta el “anillo de compromiso”, un símbolo mediante el cual los propietarios podemos sellar nuestro compromiso, no sólo con las nuestras sino, con todas las mascotas. Y es que el dinero obtenido con su venta es destinado, de manera íntegra, a cubrir los gastos veterinarios necesarios para salvar la vida de mascotas de personas sin recursos que necesitan atención médica urgente. El anillo es una preciosa correa roja, que te llega a tu buzón en una bolsita negra a cambio del pago de 6 euros (gastos de envío incluidos). Puedes adquirirlo a través del sitio web http://www.compromisomascota.com

Si eres un profesional veterinario, puedes adherir tu centro a esta iniciativa a través del mismo sitio de internet. Aún hay muchas provincias en las que no hay ningún centro adherido, mientras que en otras, como Madrid por ejemplo, hay una larga lista de clínicas veterinarias a las que las personas sin recursos económicos pueden acudir para recibir ayuda para salvar la vida a sus mascotas.

Compromiso CierreNada justifica el abandono de un animal. Pero de nada sirven las campañas de concienciación si no se crean los canales para que las personas que los queremos como lo que son, parte de nuestras familias, podamos recibir apoyo en situaciones críticas, como un problema de salud e, incluso, uno de carácter legal.

Muchos de los productos que confeccionamos, en Kucoo Hecho a Mano, invitan a declarar públicamente el amor que sentimos hacia nuestros animales con frases como “soy guau”, “con mi perro hasta el fin del mundo” o “quien tiene un perro, tiene un tesoro”. Con la compra y el uso de este anillo no sólo serás un exponente de este compromiso, sino que te convertirás en un actor participativo en ese gran movimiento que busca que los animales sean amados, respetados y considerados en este planeta que, también, es de ellos.

Propietario, veterinario ¡acepta el compromiso! Te enamorarás de esta iniciativa. Comparte tu compromiso para animar a más humanos a que se comprometan con las mascotas. Visita www.compromisomascota.com para obtener más información.

Más vale vacunar que curar: Vacunas obligatorias y cuidados veterinarios mínimos que debes darle a tu perro

Muchas personas tenemos la percepción de que nuestros perros son como niños eternos. En parte se debe a la imagen de indefensión que para los humanos representa el que nuestras mascotas no puedan hablar. Pensar que nuestro perro puede estar sintiendo alguna molestia física y que no puede decirnos qué es, preocupa a muchos y debe hacernos reflexionar acerca de la importancia de la atención veterinaria preventiva y del cumplimiento del calendario de vacunaciones.

En España, la ley obliga a vacunar a los perros contra el moquillo, la Parvovirosis, la Hepatitis Canina y la rabia. Mientras más pronto se vacune al cachorro mucho mejor, porque se reduce la posibilidad de un contagio temprano de alguna de estas enfermedades y la eficacia de éstas vacunas es mayor cuanto más joven es el animal. Es importante considerar que los primeros cuatro meses de su vida son los más vulnerables a contraer cualquier tipo de enfermedad infecciosa.

Hay otras enfermedades contagiosas cuya vacuna, aunque no es obligatoria, es importante aplicar. Es por ello que los veterinarios suelen hablarnos de las vacunas divalentes, tetravalentes y polivalentes o heptavalentes. Como puede que ya sepas, la vacunación consiste en la introducción en el organismo, mediante medios artificiales, de una sustancia que contiene una fracción del virus o bacteria que se pretende evitar, para que el mismo organismo cree los anticuerpos correspondientes.

Muchos de nosotros nos fiamos del buen hacer de nuestro veterinario de confianza y luego olvidamos los nombres de las enfermedades que hemos evitado con las vacunas que les han suministrado, así que, a modo informativo, vamos a hacer un repaso de lo que hemos librado de padecer a nuestros perritos gracias a una correcta vacunación.

La divalente ofrece protección contra el moquillo y la Parvovirosis. La tetravalente contiene las fracciones del moquillo, la Hepatitis Infecciosa Canina, la Leptospirosis y la Parvovirosis. La polivalente es la más completa porque engloba todo lo anterior, más las vacunas contra la tos de las perreras, Leptospira icterohemorrágica y el Adenovirus tipo II.

De éstas enfermedades, las únicas que pueden ser transmitidas a los humanos son la Leptospirosis y la rabia. La Leptospirosis ocasiona lesiones renales y hepáticas y se transmite al beber agua contaminada con el virus o por el contacto con la orina de un perro infectado.

La rabia está prácticamente erradicada desde 1966, aún así su vacuna es obligatoria en casi todo el territorio español.

Un paramixovirus (morbilivirus) es el responsable de que el moquillo produzca en los perros que la padecen lesiones en el sistema nervioso que pueden ser dejar secuelas permanentes o causar la muerte.

La Hepatitis Infecciosa Canina o Vírica provoca un edema de córnea u “ojo azul”, además de fiebre, decaimiento, vómitos y diarrea, en algunos casos hemorrágica, y afecta principalmente al hígado.

La Parvovirosis es una enfermedad intestinal producida por un parvovirus. Causa vómitos y diarrea hemorrágica, por lo que acarrea una fuerte bajada en las defensas del animal. Aunque se calcula que se llega curar al 85% de los animales que la contraen, lo más recomendable es la prevención.

La tos de las perreras es producida, principalmente, por el virus de la parainfluenza. Es una enfermedad leve, pero según la raza del perro que la contraiga (peor lo llevan las razas braquicéfalas como los Bóxer, Bulldog, Mastiff, Pequinés, etc.) puede complicarse y alcanzar mayor gravedad. Se caracteriza por una tos muy fuerte, que da la sensación de que el animalillo tiene algo atascado en la garganta que intenta expulsar y no puede. Sus esfuerzos al toser pueden producir náuseas y vómitos.

Si la madre está correctamente vacunada, y ella, y sus cachorros están bien alimentados, podrán responder mucho mejor a la infección de alguna de estas enfermedades. Sin embargo, lo más recomendable es que una visita al veterinario sea la primera cosa que hagamos al recibir a un perro de cualquier edad en nuestra familia.

Tu veterinario te indicará el calendario de vacunaciones, porque no se administran todas en la primera consulta. Este calendario será, más o menos, así:

6 Semanas DIVALENTE

8 Semanas TETRAVALENTE

10 Semanas HEPTAVALENTE

5-6 Meses RABIA

Para evitar el contagio temprano de alguna de las enfermedades señaladas, es conveniente no exponer al perro al contacto con otros antes de que le sean administradas todas las vacunas, a menos que tengamos la certeza de que sus nuevos amigos están correctamente vacunados. Tampoco conviene que paseen por zonas frecuentadas por perros desconocidos.

La veterinaria de Lola me lo advirtió en su momento, pero mi pequeña era un huracán lleno de energía que arrasaba con todo lo que encontraba a su paso en casa. Me resultó imposible mantenerla sin salir durante, lo que para mí era, un período tan largo de tiempo, así que opté por sacarla de paseo sólo por las aceras, que suelen recibir limpieza, evitando los parques y el contacto con otros perros.

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Lola con poquitos meses de vida y lo que quedaba de su primera cama

Por otro lado, es muy importante tener en cuenta que es obligatorio vacunar contra la rabia a los perros todos los años así que, al mismo tiempo, las veterinarias de Lola le aplican una heptavalente.

Además de las vacunas, si tu perro no sufre algún problema de salud ocasional, debes llevarlo una vez al año, por lo menos, a una revisión veterinaria de rutina. Cada 3 meses debes darle una pastilla de desparasitación interna y no olvidar las pipetas y/o collares que evitarán las indeseadas visitas de pulgas, garrapatas y, sobre todo, del mosquito causante de la temida Leishmaniosis, enfermedad provocada por un parásito (Leishmania), que invade diferentes órganos del perro y provoca lesiones de diversa consideración, pudiendo causar la muerte de la mascota.

Funda para cartilla Kucoo Hecho a Mano http://es.dawanda.com/shop/kucoo
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Recuerda conservar siempre a la mano y en buen estado la cartilla sanitaria de tu mascota, ya sea perro o gato. En ella están apuntados sus datos más importantes y tu veterinario colocará una pegatina con la fecha de cada una de las vacunas que reciba tu peludo.